Atender a la voz, los gestos y las miradas beneficia la comunicación y las relaciones interpersonales
- Salvador Moreno López
- 12 mar 2024
- 4 Min. de lectura
- Estoy bien, me dijo, y se quedó en silencio. Mi atención estaba a medias asĆ que pensĆ© en continuar la conversación haciendo unas preguntas que tenĆa en mente. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, algo en mĆ recordó y me invitó a preguntarle algo diferente. -ĀæEstĆ”s bien? Le dije en tono de invitación a expresarse, si querĆa, sobre cómo se sentĆa. Y esperĆ©.
Entonces, afinĆ© mi atención para captar con mĆ”s claridad su mirada, la expresión de su cara y los tonos de su hablar cuando respondiera. Me miró de una manera muy particular mientras decĆa: -SĆ, estoy bien.
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Me quedé en silencio, recibiendo y captando su mensaje, sin prisas por hablar o entender con palabras; dÔndole la bienvenida a su expresión multifacética, adornada con diversos tonos y colores.
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Pausamos unos segundos en silencio, suficientes para que pudiera decir con dolor, - En realidad no estoy tan bien. MÔs bien me siento mal⦠pero no puedo hablar de eso ahora.
Su voz se fue entrecortando, y parecĆa que estaba a punto de llorar. Mientras, un tanto sorprendido, me dispuse a escuchar con atención plenaā¦
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Al final del dĆa, me preguntĆ©: ĀæcuĆ”ntas veces habrĆ© dejado pasar momentos importantes para otra persona por no atender a lo expresado en su voz,Ā sus gestos, movimientos y mirada? ĀæCuĆ”ntas veces me habrĆ© quedado con los aspectos personales menos importantes de la comunicación por haber atendido sólo a las palabras?...

AsĆ que me dije que, como aprendizaje, podrĆa estar mĆ”s atento a reconocer lo que capto y siento de otra persona al atender a su voz, su mĆŗsica del hablar, sus gestos, la expresión de su cara y su mirada. Estar mĆ”s atento a recibir y a escuchar sin prisas por responder, valorando tambiĆ©n las pausas y los silencios.
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De modo que cuando un amigo llegó a platicarme que le habĆan aprobado su proyecto, me ubiquĆ© de una nueva manera en mi escucha. Me importaba que mi amigo se sintiera escuchado y comprendido, y que ahĆ estaba alguien que compartĆa sus sentires en esta situación. Atendiendo al modo como me platicaba de la aprobación y próximo inicio de su proyecto, pude decirle:Ā -Ah! Y sĆ que estĆ”s muy contento y entusiasmado; hasta un poco sorprendido y nervioso, tal vezā¦
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-SĆ, sĆ sĆ, por supuesto. HabĆa estado muy nervioso de que no me lo aprobaran⦠Y ahora Ā”ya estĆ”! Ā”Y ahora viene lo bueno!...
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Estas últimas palabras las dijo de una manera tal que me salió decirle: - ”La emoción y los nervios juntos! ¿verdad?...
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-SĆ, sĆ sĆ, por supuesto, volvió a decir. Y la expresión de su cara pareció relajarse y aliviarse. Estaba expresando sus sentires y se sentĆa entendido y respetado, compartiendo con un amigo estas vivencias.
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Me miró unos segundos con un sentido de complicidad solidaria. ParecĆa mostrar su gusto por nuestra amistad y por esa conversación. Le agradecĆ su confianza y su amistad por la misma vĆa.

Ā Al final del dĆa, me sentĆ satisfecho y agradecido. Me felicitĆ© por haber atendido a la comunicación de mi amigo de la manera como lo hice. La vida la vamos haciendo asĆ, en momentos y encuentros cotidianos, algunos alegres y otros tristes, algunos amables y otros enojosos. La vida, el vivir, no son sólo las circunstancias sino tambiĆ©n nuestros sentires corporales y afectivos en relación con cada persona y situación con las que convivimos. La espera en la antesala de una oficina, la caminata en el parque, las compras en el mercado, la reunión de trabajo, las horas de las comidas, el cafĆ© por la tarde, la bohemia de fin de semanaā¦
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En cada momento de nuestro vivir pueden surgir expresiones matizadas de diversos sentimientos y emociones, que buscan una escucha receptiva y comprensiva, aunque lo dicho parezca trivial y sin importancia. Si atiendo a la voz, los gestos y las miradas podrƩ reconocer mejor lo no dicho, y responder con pertinencia a lo expresado por otra persona.
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Alguna vez, de muchas en las que he hecho trĆ”mites, prestĆ© atención a los diĆ”logos y expresiones de las personas que iban delante de mĆ en la fila y me llamó la atención los reclamos y enojos que expresaban. PensĆ© que, en parte, tenĆan razón, no estaban siendo bien atendidas. Al mismo tiempo, y antes de que llegara mi turno, pensĆ©: - ĀæY cómo se sentirĆ” la seƱora que atiende en esta ventanilla? Es la 1 pm y ĀæcuĆ”ntos reclamos mĆ”s habrĆ” escuchado?
AsĆ que la saludĆ©, me vió con una mirada que yo sentĆ dura y cansada, fastidiada y tal vez tambiĆ©n molesta. ā Ha de ser cansado y molesto atender a tanta gente Āæverdad?... Escuchar reclamos por acciones que muchas veces no dependen de usted y seguir aquĆ, le dije. Sin proponĆ©rmelo conscientemente, me pareció que con mi voz querĆa expresarle mi simpatĆa y comprensión por lo arduo y difĆcil de su trabajo, y cómo ella se sentĆa con ello. La expresión de su cara se relajó y esbozó una leve sonrisa para luego preguntar: -ĀæEn quĆ© puedo ayudarle?... Platicamos, le expuse la etapa de mi trĆ”mite y sĆ, ahĆ se resolvieron los pendientes.
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Escuchar y responder comprensivamente a los expresado a travĆ©s de la voz, los gestos y las miradas genera bienestar en las relaciones y en la comunicación interpersonal. Por eso, me gusta seguir aprendiendoā¦
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